Distancia Social y Fisioterapia: ningún contacto gracias a dispositivos operador-independientes
En tiempos de Covid-19 hay un término nuevo que ha comenzado a ser parte del vocabulario de cada uno de nosotros y ha llevado a una revisión sustancial del estilo de vida y de trabajo: “distanciamiento social”.
Mantener al menos 1 metro entre una persona y la otra para así limitar la potencial difusión del virus no es solo una sugerencia o una buena práctica, sino una orden que ha impuesto nuevos métodos de acercamiento a todos los profesionales que hacen del contacto humano un “instrumento”.
Lo saben bien los fisioterapeutas que, tocando el cuerpo, se necesita acercamiento. Existe una brecha operativa que se une a un componente psicológico: el miedo del paciente de ser contagiado justo por el acercamiento de una persona o por el contacto con la instrumentación.
Para superar este freno y tranquilizar al paciente, además de aplicar el abc en materia de limpieza y esterilización, se debe garantizar al paciente tratamientos individuales que no impliquen el contacto físico intensivo y requieren solo la supervisión del operador, esto es un verdadero plus.
Los dispositivos ASA y el distanciamiento
Los dispositivos para fisioterapia y rehabilitación ASA van en esta dirección como lo confirma, por ejemplo, el M6, dispositivo para Laserterapia MLS®. El movimiento de su cabezal robotizado es de hecho manejado mediante una avanzada interfaz usuario que requiere únicamente la supervisión del tratamiento por parte del terapista, realizado con seguridad, eficacia y autonomía. El posible riesgo de contaminación está bajo control por la ausencia de contacto entre el cabezal robotizado y el paciente. Principio similar califica también a Mphi5 gracias al aplicador multidiódico Charlie: el fisioterapeuta debe únicamente configurar los parámetros y verificar el desarrollo de la aplicación que se realiza con máxima seguridad y sin acercamiento.
“Operador-independiente” son finalmente los dispositivos para Magnetoterapia Easy Qs y PMT Qs, donde el factor seguridad, es adicionalmente potenciado por la posibilidad de que el paciente pueda recibir el tratamiento vestido.
El distanciamiento social puede por lo tanto no ser un límite si se utilizan soluciones terapéuticas confiadas con dispositivos pensados a modo de respetar y garantizar el distanciamiento.. Todo sin ir en detrimento de la eficacia de la sesión, teniendo siempre en cuenta la necesidad primaria de quien se somete: recuperar el bienestar y la mejor condición física.